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“Estoy muy emocionada de estar en la real Cartagena” así comenzó su visita Chimamanda Ngozi Adichie

Por estos días se ha escuchado mucho hablar del Hay Festival, evento que se llevó a cabo entre el 31 de enero y el 3 de febrero de 2019 en Cartagena de Indias. Según los organizadores del evento, “el Hay Festival es un espacio a nivel mundial que reúne lectores y escritores para compartir historias e ideas. El festival inspira, examina y entretiene, invita a participantes a imaginar el mundo como es y cómo debería ser“[1].

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Indiscutiblemente, este evento es uno de los encuentros más importantes de literatura y cultura del país, un espacio para escuchar voces líderes en este ámbito, que llegan desde diferentes esquinas del planeta para hablar de sus últimos libros y trabajos, así como de sus compromisos sociales y causas que apoyan. El equipo de Nuestro Flow tuvo la posibilidad de asistir al Festival y de volver a la capital con un sentimiento de satisfacción, inspiración y reflexiones por compartir.

Para nuestro equipo, una de las motivaciones para asistir fue sin lugar a dudas la presencia, por primera vez en Colombia, de la escritora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie autora de libros como Medio sol amarillo y conocida por sus charlas TEDX Todxs deberíamos ser feministas y El peligro de una sola historia. Podríamos decir que leer y escuchar a Chimamanda fue una de las razones que nos animó a embarcarnos en la creación de Nuestro Flow y a dirigir nuestros esfuerzos a promover la diversidad cultural y la equidad de género a través de diversos proyectos.

Chimamanda es hoy reconocida no solo como una de las voces líderes de la literatura de su país y de su continente sino como un símbolo feminista, una feminista que insiste en que feminismo y feminidad no son excluyentes y en que nuestra diversidad como mujeres no es algo que debería separarnos sino unirnos. Durante nuestro paso por Cartagena tuvimos la fortuna de escucharla en tres espacios diferentes: en una rueda de prensa con un grupo de periodistas y representantes de organizaciones sociales, en una conferencia/entrevista en el Centro de Convenciones y en una visita/entrevista en el barrio Nelson Mandela. Si bien su participación en los tres espacios tuvo intenciones, público y objetivos diferentes, algo que desde su misma corporeidad y respuestas Chimamanda no dudó en evidenciar, el común denominador fue la efervescencia que causaba entre los asistentes el tener cerca a esta mujer.

La simple presencia de Chimamanda en Cartagena, ciudad reconocida históricamente por sus enormes retos en materia de racismo y desigualdad social, problemáticas que por décadas se han ocultado de los turistas que visitan la ciudad amurallada, hizo de esta edición del Hay Festival, un evento especial. El que una mujer negra haya sido la estrella del Festival, convocando a un público diverso de todas las clases sociales, marca un hito y abre un camino para las mujeres, y principalmente para las mujeres negras, excluidas tradicionalmente de estos espacios.

Aunque las tres intervenciones de Chimamanda fueron experiencias enriquecedoras, el espacio más significativo, y tal vez el menos cubierto por los medios y atendido por los visitantes, fue su recorrido por el barrio Nelson Mandela. Nos atreveríamos incluso a afirmar que para la escritora también fue el espacio más emotivo y poderoso, pues durante el tiempo que pasó allí no solo expresó constantemente su felicidad por estar compartiendo con sus “hermanas”, refiriéndose a las mujeres negras del barrio, sino también por estar en el barrio Nelson Mandela, al que denominó como “la Cartagena verdadera, la Cartagena negra”. Fue allí, también, en donde Chimamanda pudo expresar su preocupación al enterarse de la grave problemática de explotación sexual de niñas y mujeres que vive la ciudad y en donde ahondó en temas como el feminismo, el poder del pelo afro, la necesidad de involucrar al hombre dentro del feminismo, el trabajo sexual, la explotación infantil y por supuesto la responsabilidad del gobierno frente a estas problemáticas.

Durante toda la visita, la piel de gallina siempre estuvo, los ojos aguados no faltaron y los aplausos no dejaron de sonar con cada pregunta y respuesta intercambiadas. La visita al barrio Nelson Mandela fue escenario también de contradicciones. Por un lado, se convirtió en un espacio para visibilizar el profundo dolor de la población por el asesinato de sus líderes afro y el gran descontento por el silencio del gobierno frente a esta y otras problemáticas como la explotación sexual. Por otro lado, fue un escenario de esperanza para niñas y mujeres que en sus vidas cotidianas poco hablan de literatura, y una oportunidad para conocer a Chimamanda, una mujer que valora, respeta, promueve y resalta la riqueza de la cultura africana. Tal y como dijo Chimamanda, la cultura africana está en el ADN de Colombia, en el ADN de Cartagena, en un ADN que no podemos seguir escondiendo, negando ni discriminando.

Si bien nos fuimos del Hay Festival con la certeza de que aún nos falta mucho para entender que la diversidad cultural y la equidad de género son nuestra riqueza y nuestra fortaleza, la visita de Chimamanda nos deja convencidas de que espacios como éste marcarán un antes y un después para muchas de las niñas, niños, mujeres y hombres que tuvieron la oportunidad de compartir con ella y de ver de cerca su sencillez, sensibilidad, inteligencia y compromiso con la justicia. Esperamos que algún día todos nos dejemos contagiar por la intención de sus palabras y nos demos la posibilidad de mirarnos a la cara, sin etiquetas, sin prejuicios, sin miedos. Tal vez en ese momento podamos cerrar las heridas que la violencia y el odio han dejado en tantos corazones y que tanto daño le han hecho y continúan haciéndole a nuestra sociedad y podamos empezar a construir juntos un futuro en donde todos tengamos cabida. [1] https://www.hayfestival.com/about-hay-festival

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