San Basilio de Palenque, la historia de nuestra raíces. (Parte II)
Con la visita a la escultura de Benkos Biohó no acabó nuestro recorrido por Palenque, pues este corregimiento tenía mucho más que contarnos, así que junto a Alfredo continuamos caminado, mientras nos íbamos encontrando con diferentes mensajes y dibujos pintados en las paredes de las casa escritos en la lengua Palenque y muy representativos de su cultura. Esta fue una hermosa manera de conocer el poder de resistencia de sus habitantes para conservar sus tradiciones, su lengua y sus prácticas culturales.

"La vida da un pedacito de infancia nada más que los niños y niñas tienen que aprovecharlo"
Durante el recorrido pasamos por la casa del maestro Rafael Cassiani Cassiani, director del Sexteto Tabalá, grupo musical insignia de San Basilio de Palenque, a quien vimos sentado afuera de su casa contemplando el día, con la serenidad que le dan sus aproximados 84 años . Luego de saludarlo, pasamos por la estatua de Antonio Cervantes, más conocido como "Kid Pambelé", tal vez el más importante boxeador colombiano de todos los tiempos, dos veces campeón mundial, y uno de los primeros personajes que dieron a conocer a Palenque fuera de la región, y a Colombia a nivel internacional.

Cuando ya estábamos por terminar nuestro recorrido, nos sorprendió una fuerte lluvia que aprovechamos para que Alfredo nos contara más historias, mientras esperábamos que escampara.
Por el camino pasaron dos hombres indígenas, algo que nos sorprendió. Alfredo nos contó que hace aproximadamente 30 años, indígenas Zenú, provenientes de Córdoba y Sucre, se habían asentado en su corregimiento buscando mejores oportunidades laborales. Esta situación nos demostró que es posible que diferentes culturas vivan en un mismo lugar: culturas que tiene tradiciones, creencias y prácticas diferentes pero que basadas en el respeto, la colaboración y la solidaridad han podido convivir en paz durante tanto tiempo.
De esta manera nuestra visita por Palenque fue terminando. Nuestros amigos del moto-taxi nos recogieron para dejarnos nuevamente en Palenquito y de ahí tomar el bus hasta Cartagena. Salir de ahí fue haber entendido un poco más de lo que somos, fue devolvernos en el tiempo y por momento imaginarnos lo que vivieron millones de mujeres y hombres afro en ese territorio. Y sobre todo fue entender la fuerza y resistencia de esta cultura que está impregnada en su mirada y hasta en su forma de hablar. Agradecemos profundamente que nos hayan recibido de la manera que lo hicieron, que nos hayan regalado un poco de su historia y esperamos que esa fuerza y resistencia la encontremos en nuestra historia para luchar como ellos lo han hecho todo este tiempo.